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El último bastión del Grial

El nombre de Montsegur, monte seguro, hace referencia a la fortaleza y al pueblo que a los pies de ella existe. El castillo se sitúa en la cima de la montaña que se eleva por encima de la localidad de Montsegur a una altura de 1207 m. En lengua Occitana se llama "pog" por la forma de pan de azúcar que esta montaña tiene. La fortificación está rodeada de una vegetación muy espesa formada por numerosas especies de arbustos y árboles de mediano tamaño. Hacia el Norte se encuentra una pared rocosa que cae a plomo 80 m.

Debido a la asociación de Montsegur con el llamado tesoro cátaro, han sido muy numerosas las excavaciones clandestinas que se han efectuado en busca de galerías secretas bajo el castillo pero sin resultado conocido. El museo de Montsegur situado en la aldea del mismo nombre recoge interesantes piezas arqueológicas proveniente de las excavaciones “legales” que se vienen efectuando desde hace años. Todo lo concerniente a Montsegur sigue fascinando. Muchos de quienes lo visitan lo ven como un templo solar o calendario debido a que las coordenadas de sus muros y saeteras se ordenen de forma peculiar, para que el edificio actúe como una especie de condensador de energías telúricas que confluyen en aquella montaña, que ya era sagrada antes del cristianismo.

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Montsegur es considerado sobre todo el símbolo de la resistencia cátara contra la cruzada que se lanzó contra ellos.

El asedio a Montsegur duró diez meses. La fortaleza aguantó tres acometidas importantes por parte de los sitiadores, pero la cuarta fue definitiva. Tras largos meses sitiados y al borde de la extenuación, Raimond de Péreille señor de Montsegur, con el consentimiento del obispo cátaro Bertrand Marty decide negociar las condiciones de la rendición. Las negociaciones comenzaron el 1º de Marzo de ese año 1244.

En la mañana del día 16 de marzo de 1244 una gigantesca hoguera se elevó a los pies del castillo y unas 210 personas, hombres y mujeres, los que se negaron a abjurar del catarismo, fueron quemados en ella. Hoy el lugar es recordado con una lápida ante el Camp des Cremats ("campo de los quemados") que recuerda a los inmolados con el epitafio: «Als catars, als martirs del pur amor crestian. 16 mars 1244»

La investigación

De la parte de la historia de Montsegur que nos interesaba especialmente es la de la de los cátaros que abandonaron el castillo. En los más de 7.000 interrogatorios llevados a cabo por la Inquisición posteriormente, hay cinco testimonios en concreto que hacen referencia a la puesta a salvo del llamado “tesoro cátaro”. Hubo dos salidas significativas antes de la caída de la fortificación.

Según estos testimonios que son coincidentes, la primera salida se produjo en la Navidad de 1243, cuando dos cátaros abandonaron la fortaleza burlando las lineas francesas portando un arcón con el oro, la plata y moneda en gran cantidad. Estos dos hombres se dirigieron a una gruta de la montaña de la región del Sabarthés, es decir a las grutas del valle de Ussat donde ocultaron el arcón. En esos documentos testimoniales se puede leer como la noche de la caída de Montsegur hubo la segunda salida. Cuatro valientes cátaros cubiertos de paños de lana se descolgaron mediante cuerdas de la cima de la montaña por la garganta vertical de Lasset (la mas inaccesible de Montsegur), portando con ellos algo de vital importancia (textos heréticos, además de las claves del conocimiento del Santo Grial). Las actas solo recogen el nombre de tres de ellos: Amiel Alicart, Hugo y Poitevin. Horas mas tarde, y mientras sus hermanos son quemados en la hoguera, un fuego es encendido en la nevada cumbre del monte vecino de Bidorta, tal y como habían pactado. Señal inequívoca de que el tesoro espiritual de la fe cátara estaba a salvo. Pero si el oro y la plata ya habían sido trasladados del castillo hacía casi un año, ¿En que consistía ese llamado tesoro espiritual? Quizá se trataba de documentos y del auténtico Evangelio de San Juan que, según algunos historiadores, estaba en poder de los cátaros. ¿O Quizás había algo más?

Nos dirigimos a Montsegur con el firme propósito no solo de visitar este lugar emblemático sino de comprobar la posibilidad real de que el llamado tesoro cátaro hubiera físicamente salido de aquí a tenor de lo escarpado del lugar y burlando además los puestos de vigilancia de los cruzados.

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Aguardamos a que cayera la tarde y los últimos turistas abandonasen el lugar. La que era una tarde soleada y agradable, más bien primaveral se fue tornando fría y lluviosa. Antes de que la luz se esfumase exploramos los exteriores de la actual fortaleza estudiando la probable ruta de escape de aquellos cuatro cátaros por la impresionante pared vertical del Lasset, nombre que toma de un arroyo que transcurre a sus pies. Refugiados apenas de la lluvia bajo el rellano de madera de la escalera que da acceso al castillo, aguardamos a que se hiciese de noche mientras la niebla iba envolviendo la cumbre de Montsegur.

Llegada la madrugada realizamos el peligroso recorrido nocturno que hicieron los cátaros elegidos para poner a salvo el tesoro. Tras una dificultosa marcha en pendiente hacia la base por donde presumiblemente escaparon siendo de noche, a la que tuvimos que sumar la lluvia, la niebla y la humedad impregnando las rocas, lo que lo hacía aún más peligroso el descenso. logramos alcanzar la base del “pog”. efectivamente pudieron llegar a la base no sin dificultades y si además como es de prever estaban acostumbrados como conocedores del lugar a desplazarse en las peores de las dificultades. Ellos tuvieron que hacerlo sin el apoyo de ninguna fuente de luz, además de transportar el “tesoro” del que no sabemos el volumen y el peso. Todo esto sumado a que debían de ser sigilosos y pasar desapercibidos al traspasar las lineas enemigas. Desde luego toda una epopeya.

Conclusiones

A partir de aquí, numerosos interrogantes se suceden. ¿Verdaderamente los cuatro escapados se dirigieron a las grutas del Sabarthés? ¿O quizá previniendo que los que sobreviviesen serían interrogados por los inquisidores, bajo sus peculiares métodos, rebelarían el destino del “tesoro”, planearon dirigirse en otra dirección?

En todo caso solo contamos con los testimonios de los interrogados, así como de otros posteriores que parecen indicar que así fue. Las grutas/iglesias de la Montaña Sagrada en la llamada región de Sabarthés nos esperaban para seguir con nuestras investigaciones.

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